
Aquel día nunca debió amanecer.
El tiempo debió detenerse con los primeros añiles del alba en aquellos jerbos secos desde donde podía verse más allá de las estrellas.
En aquel lugar del mundo
[de este viejo y cansado mundo que incomprensiblemente cada vez va más deprisa]
debí quedarme.
Como un tallo más a la orilla del riachuelo,
viendo pasar el agua,
viendo pasar la sangre y la vida por las venas de aquel páramo de una infancia.
El tiempo debió detenerse con los primeros añiles del alba en aquellos jerbos secos desde donde podía verse más allá de las estrellas.
En aquel lugar del mundo
[de este viejo y cansado mundo que incomprensiblemente cada vez va más deprisa]
debí quedarme.
Como un tallo más a la orilla del riachuelo,
viendo pasar el agua,
viendo pasar la sangre y la vida por las venas de aquel páramo de una infancia.
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