Cada cosa que intento me sale mal. Cada movimiento, cada paso es una nueva zancadilla. Me dicen que luche por lo que quiero, que decida cómo quiero que sea mi vida, que mire siempre hacia adelante y persiga mis sueños... Pero cada vez que los rozo con la punta de los dedos, se desvanecen, se rompen, se esfuman y, aún con el sabor amargo de la desilusión, tengo que reunir fuerzas para reinventar el próximo. Últimamente son demasiados los desencuentros, demasiado seguidos unos de otros. No acabo de olvidarme de lo de ayer y antes de empezar el día de hoy ya ha salido todo mal. ¿Cómo puede salir mal algo que no ha empezado? Cada cosa que intento me sale mal. La solución es dejar de intentar. ¿no?
Para que nada nos separe, que no nos una nada...